Juan silencio salió al balcón a darle de beber a sus plantas, pero siguió de largo, no por el envión, sino por un viento traidor que se lo llevó a pasear por los techos de los vecinos.
Juan Silencio encendió la radio, pero no escuchó nada. Le pegó unos golpecitos como para despertarla, pero la maquina siguió muda. Cuando volvio a golpearla con más fuerza que antes, le escupió una lluvia de transistores y cablecitos y ya nadie logro hacerla hablar.
-El otro día soñé que corría hasta el borde de una acantilado y me detenía ahí, mirando el mar...
-Ah, no... dijo Juan, yo cuando sueño no me pongo limitaciones.
La tortuga Manolita se estaba dando un baño en la pileta del lavadero. Juan la sorprendió mirándose en el espejo y Manolita se sonrojó y salió corriendo lentamente, como corren todas las tortugas.
martes, 5 de mayo de 2009
viernes, 16 de marzo de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)